Dieciséis personas,de distintos lugares, con distintas historias de vida, iniciamos el 23 de julio unos días de "dejarnos preguntar por Aquel que es La Vida en el camino de Emaús", de hacer camino con ese "acompañante misterioso" a la vez que acompañadas por Luica, Dolors y Lola.
Fueron días de abrirnos y exponernos a la acción de La Presencia. Presencia que llamamos Dios, Jesús, Espíritu. Días de adentrarnos en el camino de liberar nuestra libertad para la misión.
Nos adentramos en esa "pregunta de vida", ésa dónde el Espíritu nos transforma y vamos tomando consciencia de qué es preciso soltar y qué acoger para ser generadoras de vida/Vida allí donde estamos, para anunciar que ¡Jesús Vive!.
A ratos en soledad habitada, a ratos compartiendo espacios de oración o de celebración, teniendo la certeza de que un@s a otr@s nos acompañábamos con la oración.
Acabamos agradeciendo la Presencia de Jesús que nos había salido al camino, aunque a veces sucede que nos enteramos después, un poco más tarde, cuando se nos han abierto los ojos. Es entonces cuando la urgencia por contagiar Vida para todas las personas nos invita a hacer el "viaje de vuelta" al cotidiano para vivirlo de modo distinto, más conscientes de que somos Habitadas, más conscientes de qué contagiamos cuando vivimos desde lo que ha generado en nosotr@s esa pregunta de Vida.
Agradezco de estos días la la llamada "redescubierta" en mí de generar posibilidad de vida/Vida en quien no la tiene, y de ofrecer-contagiar sentido de vida a quien lo ha perdido o lo tiene diluido.
Gracias Lola, Luica y Dolors por ser mediaciones en este caminar de Emaús a Jerusalén, por acompañarnos en el camino de descubrir y manifestar el Amor de Dios. Gracias a cada un@ de l@s compañer@s de camino de estos días.
Núria O'Callaghan